martes, 22 de noviembre de 2011

La negra Sosa.

Fue, es y será la voz de Argentina, la voz de América Latina y la única voz a la que yo escucharé cantar Duerme negrito. Mercedes Sosa, cantora, que no cantante, era una argentina grande, dulce, llena de telas y con un pelo que nunca podré envidiar lo suficiente.
Pero, además, era valiente. La negra Sosa vivió en una época que ponía las cosas difíciles a los y las que tenían voz y querían usarla; Mercedes, para empeorarse la situación, tenía una voz preciosa. En su concierto en La Plata en el 78 cantó a su público y a los que no estaban allí, hasta que la oyeron. Fue cacheada y sacada de su escenario y de su público, que llenaba el auditorio escuchando las letras que ella no debía decir. Nunca se oyó una queja hacia la cantante.

Si Sosa cantaba bonito, su público escuchaba aún más bonito, y nunca tenía malas palabras para ella. De este concierto que hablamos, una tocaya suya le escribió esto, pocos días después de su muerte

La única noche que estuve presa fue después de un recital tuyo en La Plata, en el viejo Almacén San José. Te habías entusiasmado y cantado canciones no permitidas, habías abierto las ventanas para que escuchen los que no podían pagar. Estábamos todos eufóricos. Pero llegaron ellos con sus armas, haciendo por fin visible lo que sabíamos que pasaba. Nosotras en fila en el patio, apuntadas, aterradas; vos, tal vez con tu propio miedo, en una oficina donde te hacían escuchar los temas que cantaste, mostrándote tu desobediencia. A las seis de la mañana, consideraron que ya nos habían dado la lección y salimos al sol. ¿Sabés qué? Valió la pena. Si estás cansada, que tu partida sea en paz. Sabremos entender.

Un año después de su concierto, se vio obligada a exiliarse. Los parisinos fueron los primeros en tener el lujo, aún sin saberlo, de admitirla en sus tierras. Después, se vino para Madrid.
La voz de Argentina no se cansó de cantar, y aún fuera de su cuna natal, siguió cantando y sacando discos. En Francia publicó A quién doy, disco que en Argentina apareció con muchos espacios en blanco: la censura había tachado muchas de sus canciones.

Volvió en el 82 a Argentina para volver a irse, y regresar de nuevo a finales del 83.

La negra Sosa no dejó de cantar nunca, y se dedicó a apoyar en lo que creía y de entregarse a un público que también se entregaba a ella.

Para mí, Mercedes Sosa siempre será sus pañuelos enormes, su concierto en Argentina (éxito en ventas), su tambor enorme, y sus canciones. Aunque muchas no fueran suyas originalmente, ella como pocos sabía darles su acento, su ritmo... Las hacía un poco suyas, y las canciones se dejaban.

Yo me dormiría todas las noches escuchándote, negra Sosa.


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